El fin de los
deportes "de nene" y "de nena"
Entrevista
con Dora Barrancos, socióloga y asesora presidencial
23
de febrero de 2020
Página 12 - Deportes
Página 12 - Deportes
Por Sofía
Martínez, Florencia Pereiro, Lucrecia Álvarez y Camila Gómez
En
plena elaboración de un plan nacional de capacitación para prevenir la
violencia en el deporte, la investigadora señala que la discriminación entre
varones y mujeres en esa área es una contribución fundamental a la violencia de
género.
"Estoy
fundada en compromiso, en razón y en alegría para impulsar el reconocimiento de
las mujeres en todes les deportes", dice Dora Barrancos, estableciendo el
trinomio que la ha convertido en referente indiscutida del movimiento
feminista. Esta pampeana que aprendió a leer a los dos años ha dedicado la
mitad de su vida a investigar y visibilizar las problemáticas de género. Fue
una de las primeras mujeres graduadas en Sociología y en 1977 se exilió a Brasil,
donde tomó contacto con el movimiento feminista, hizo una maestría en Educación
y se doctoró en Historia.
Cuando
volvió al país, fue legisladora porteña por el Frente Grande y formó parte del
directorio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET), cargo que abandonó el año pasado denunciando el vaciamiento de esa
institución. Pero su voz sabia cobró máxima notoriedad cuando amplificó el
reclamo de miles de mujeres durante el debate por la sanción de la Ley de
Interrupción Voluntaria del Embarazo (ILE).
Ahora
la incansable Dora preside la Comisión Provincial de la Memoria (CPM) junto con
Adolfo Pérez Esquivel, el organismo que dio curso a la denuncia de un grupo de
mujeres que padeció aislamiento extremo, torturas y abusos sexuales en la
Comisaría Tercera de La Tablada, en La Matanza. En una reunión con el ministro
bonaerense Sergio Berni la CPM planteó la importancia de aplicar un plan de
recapacitación en todas las fuerzas de seguridad y realizó un auspicioso
anuncio: la provincia de Buenos Aires tendrá un protocolo de actuación para los
casos de violencia de género. Además, Dora es asesora ad honorem del Poder
Ejecutivo y está trabajando en un proyecto de ley para prevenir la violencia en
el deporte. Todo eso, a poco de cumplir ochenta años con el compromiso, la
razón y la alegría intactos.
–Está
siendo elaborado en la Secretaría Legal y Técnica, el Ministerio de Mujeres,
Géneros y Diversidad, y el Ministerio de Salud. Está en plena elaboración;
luego que estos tres órganos trabajen en la planificación, será enviado al
Poder Ejecutivo. La intención es evitar la violencia y desigualdad en el
deporte.
–¿Qué mirada tenés sobre la actualidad de las
mujeres en el deporte?
–Creo
que dentro de las injurias, de la discriminación y de todas las dimensiones
sociales en que se advierte la secundarización de las mujeres, el área del
deporte tiene un peso grande: ahí se infringen derechos de reconocimiento de
las mujeres. Y últimamente hay una contribución fundamental a la violencia de
género, justamente por esa articulación absurda de “deportes de niñas y
deportes de varones”. ¿Dónde está esa ratio? ¿Quién autoriza semejante
disparate? ¿Quién es el que ha puesto esa condición de posibilidad: “para las
mujeres estos deportes y para los varones, estos otros”? Bueno, es un
sinsentido de los tantos sinsentidos patriarcales.
–Y está muy arraigado.
De chiquitas en el colegio no podíamos elegir el fútbol como deporte por ser
mujeres.
–Porque
se supone que no es buena radicación de lo preceptual femenino, una barbaridad.
–¿De dónde viene eso?
–Tiene
su fundamento en la irracionalidad del propósito patriarcal. Si bien el fútbol
tiene una larga evolución, su fermentación tal como se conoce fue en el siglo
XIX. Y el rugby, que ahora está tan crucificado, yo lamento, pero tiene
obviamente una marca en el orillo de propedéutica masculina. Ese era el sentido
del famoso grupo de las public schools, que era la escuela por antonomasia de
la elite inglesa. Ahí iban los jóvenes a formar su carácter y su personalidad
“masculina”. Y el rugby era el mote identificatorio que se agregaba a las notas
académicas.
–Ahí se ve esa doble
dimensión discriminatoria, de machismo y de clase.
–Por
supuesto, y hay algo muy sinergial porque ese sistema era justamente para
perfilar mejor la condición masculina en orden al mercado sexual. El objetivo
era encontrar una joven cuya familia apeteciera del egresado de la public
school, entre cuyos atributos estaba que jugaba rugby. Era una masculinidad
propuesta utópicamente y siempre en default, aunque no lo quisieran ver sus
protagonistas ni mucho menos los patriarcas impulsores.
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Última entrada: 25/02/2020.
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